Hola, blogueros del pan:
En nuestro particular universo, especial e intransferible, buscaremos un lugar donde gozar.
No concibo este universo sin el amasado del pan, y sobre todo en casa, donde todo adquiere un ánimo mucho más lúdico, diferente y hasta entrañable.
Somos lo que comemos. A estas alturas, este es un axioma incuestionable. Es imprescindible alimentarse de una manera ordenada, limpia, sana y equilibrada para funcionar mejor, y el pan es uno de nuestros mejores aliados. Cuidarnos no es suficiente, también debemos procurar estimular todos nuestros sentidos y, para ello, el mundo del pan se muestra como la más eficaz de las herramientas.
Soy defensora del trabajo diario y de la buena cocina de producto, la inmediata, la que se guisa, se estofa, se saltea con naturalidad, es decir, la que te cuida y te mima.
El pan se compone de harina desleída en agua salada, a la que se le ha añadido levadura o fermentos.
El valor nutritivo del pan y su digestibilidad dependen de la harina utilizada y, especialmente, de la clase de cernido y de su panificación.
Podemos decir que el pan es un alimento casi completo. Se podría vivir con unos 600-800 g de pan, 1 litro de leche y una fruta al día. El valor nutritivo del pan con el complemento de la leche es del mismo orden que el de la carne.
Es importante saber cuál es la composición del pan, por 100g:
Agua 34 g
Glúcidos (esencialmente almidón y un poco de azúcar) 55 g
Lípidos 1,3 g
Proteínas (gluten un poco deficiente en lisina y triptófano) 7g
Minerales (mucho fósforo, poco calcio y sal de la masa) 1g
Un poco de hierro
Vitamínas (B₁) la cantidad depende de la clase de harina utilizada
Celulosa, depende del cernido
Calorías, 250
Os propongo realizar un paseo sensorial y didáctico con María José; os puedo asegurar que os gustará, repetiréis y os engancharéis al maravilloso mundo del pan. ¡Animaos y probad!
Francisca Gutiérrez Mielgo
Técnico Especialista en Restauración
