Ser mujer es sinónimo de fortaleza y sobre todo confianza, implica que debemos trabajar más para alcanzar las mismas metas que los hombres y es solo una prueba tangible de nuestro gran potencial.
A mí personalmente me ha venido muy bien, después de lo vivido, recorrido con la experiencia adquirida, me niego a ser invisible.
Hemos pasado de ser madres, esposas, trabajadoras imprescindibles, a ser invisibles, que me da la experiencia “ME NIEGO”. Creo estar en la mejor etapa, no me lo quiero perder, tengo la tranquilidad que da la experiencia, las ganas y el interés en seguir y descubrir que con 55 no estoy muerta, estoy más viva que nunca, no soy invisible tengo mucho que decir, transmitir a esa generación que viene detrás pisando fuerte.
Los 55 hay que cuidarse, mimarse y hacer lo que realmente te gusta.
Solo quiero, estando en lo mejor de nuestra etapa vital, con esa paz interior que nos da esos conocimientos para saber lo que queremos y como nos gusta sobre todo tener la satisfacción de que lo he intentado.
Mujeres bienvenidas a mi mundo, a mis 55 con todas sus dificultades, altibajos, hormonas revolucionadas por todos los cambios importantes, la guerra continua, la mujer no deja de luchar nunca, está implícito en nuestro ADN.